
Sin embargo, Egipto, ansioso de poder, decide casar a sus cincuenta hijos con las cincuenta hijas de su hermano, para así obtener el territorio de Argos, previo asesinato de las doncellas y el padre. Danao, consciente de la maquinación intentó resistirse, pero cedió ante la presión fraterna, no sin antes desarrollar un plan con sus hijas.
Bajo los auspicios de Atenea, se acuerda el matrimonio, pero las Danaides son aleccionadas para que en la noche de bodas claven un alfiler en el corazón de sus esposos para después degollarlos. Y así lo hacen. Todas menos una, la mayor de todas, Hipermenstra, que se enamora de su esposo y primo Linceo, al que perdona la vida y ayuda a huir, pues ha respetado su virginidad.
Al conocerse los hechos, las 49 matricidas son perdonadas por Zeus, gracias a la intercesión de Atenea, ya que no han hecho otra cosa que obedecer a su padre, mientras que Hipermenstra es juzgada públicamente. Sin embargo, el pueblo la absuelve de la pena, esta vez por mediación de Afrodita, que se ve conmovida por el amor de los jóvenes.
Las Hermanas, vivirán su vida tranquilas. Sin embargo, a la muerte de estas cambiarán las tornas. Una vez de en mundo de los muertos, el reino de Hades, donde el es la máxima autoridad, su crimen ya no queda impune, el dios subterráneo las condenará por asesinas, y su castigo eterno será rellenar una vasija constantemente pues esta pierde agua por la panza.
Hipermenstra, por su parte, será enviada a los Campos Eliseos junto a su esposo Linceo, pues el matrimonio se permitió al fin, pues la vida de ambos fue justa. [1]
[1] Las suplicantes, Esquilo